¡Quiero ser Abundante!
No
hay nada que puedas hacer para alcanzar la abundancia. Somos abundantes por
naturaleza y en el camino topamos con creencias, condiciones externas, patrones
y un sinfín de acontecimientos que se transforman en ese escudo que no nos
permite conectar con lo que ya somos.
Me
encanta tocar este tema porque cada vez que lo hago me redescubro a mí misma,
fortalezco mis creencias potenciadoras y vuelvo a mi esencia, la cual no es
diferente a la tuya, somos lo mismo: Unidad. Pero antes de meterme a esa parte
tan sublime y algo filosófica, te voy a contar sobre esos primeros factores que
nos limitan para reconocer nuestro estado de Abundancia.
El
primer contacto con la vida lo tenemos en el vientre de mamá, este es un estado
de plenitud donde nada nos falta, estamos protegidos y nutridos, no hay
sensación de carencia o consciencia negativa de la existencia. Aún en los
primeros años de vida, el niño no experimenta escasez, sean cuales sean las
condiciones en las que esté viviendo, su cerebro tiene una función
completamente orgánica que lo que busca es sobrevivir, por instinto, sabe que
hay algo mayor que cuida de él/ella.
Con
el paso del tiempo, aproximadamente de los 4 años en adelante, lo que escuche,
lo que mire y experimente, irá construyendo esta nueva sensación de “algo me
hace falta”, algunas veces por condiciones limitantes (reales o simbólicas), y otras
veces por creencias de sus progenitores o cuidadores, por ejemplo “si querés
esa galleta, tenés que ganártela”.
La
historia de nuestros bisabuelos, abuelos y hasta la de nuestros padres, está
cargada de luchas, guerras, trabajo físico duro, machismo, y en muchos casos de
una pobreza romantizada y asociada a valores como la humildad, la bondad y la
honradez. Aunque las condiciones hayan cambiado con los años, estas creencias y
lealtades permanecen en las generaciones actuales, acarreando consecuencias en
nuestra relación con el dinero, el bienestar personal o la idea de ser
exitosos. Por supuesto que sus historias son clave en nuestra vida, acá estamos
para honrarlas, sin embargo, también para trascenderlas.
Frases
como “el dinero es sucio”, “la vida es dura”, “la comida se gana con el sudor
de la frente”, “pobre pero honrado”; no hacen más que mantenernos dentro de
paradigmas que nos alejan cada vez más de un estado de gratitud y satisfacción,
acercándonos a la sensación de que siempre falte algo para poder ser felices, o
de que debo luchar y sacrificarme para poder alcanzar algo que quiero.
La
abundancia es un estado, y el reconocimiento de ese estado es lo que nos acerca
a ella. No hay nada que puedas hacer para tener “más abundancia” o ser “menos
abundante”, la Abundancia ES, y siempre está, las preguntas serían ¿qué estoy
haciendo para conectar con ella?, ¿Qué creencias me mantienen alejado de la
abundancia? No importan las condiciones externas, somos abundantes.
Por
supuesto que, con un plato vacío sobre la mesa, es difícil tener espacio para
otro pensamiento que no sea escasez; por supuesto que hay contextos
estructurales que sostienen estados de inequidad en las poblaciones, haciendo
que ni siquiera las necesidades básicas de supervivencia puedan ser
satisfechas, mucho menos las de autorrealización. No se trata de negar las
condiciones externas, se trata de hacer introspección e identificar cuáles de
mis creencias están condicionando mi forma de ver la vida, y cuáles de ellas
podría transformar para acercarme al bienestar que deseo hoy.
Somos
privilegiados con el sólo hecho de estar sentados en este momento leyendo este
blog, y nuestra consciencia de “privilegio” no omite que también seamos
conscientes de que muchas otras personas no tienen acceso en equidad a estos
recursos, sin embargo eso es sólo una motivación más para conectar con estados
altos de frecuencia como la gratitud, y llevar esta consciencia de abundancia y
equidad a todos los espacios: políticos, económicos, sociales y espirituales, expandiendo
todas estas posibilidades a la mayor
cantidad de personas posible.
“Lo
mismo que le fue dicho a la rosa para florecer, fue puesto en tu corazón”
La
Abundancia es un estado natural del ser, en plena consciencia y presencia: SOMOS.
Y si estás en ese presente hacete la pregunta ¿qué te falta exactamente en este
momento? La respuesta es: nada. Justo aquí y ahora, tenés exactamente lo que
necesitas para estar y ser. Cada momento se convierte en el instante de vida
que queramos que sea, si conectas con el dolor ese será tu instante, y aun
siendo así, está aportando algo a tu vida, en cuanto se descubre y -aquí está
la clave- lo agradezco, se convierte en presente, en un regalo para mi
existencia, y esta sencilla pero poderosa acción es capaz, incluso de cambiar
un estado de enfermedad, ¡ojo!, no estoy hablando sólo de fe, está comprobado
que la gratitud genera estados hormonales de bienestar que influyen
directamente en el organismo y todas nuestras células.
Si
esto se convierte en nuestra práctica cotidiana, si adoptamos el hábito de
agradecer por cada segundo, por todo lo que llega, por lo que se va, por lo que
me enoja o me da felicidad, entonces estoy convirtiendo mi AHORA en el mejor
lugar para habitar, y esto indiscutiblemente me guiará a estados cada vez de
mayor bienestar, que por supuesto, incluye aspectos tan sublimes como la
espiritualidad y la conexión con la Esencia, o tan densos y físicos como la
prosperidad y el dinero que llega en armonía.
¿Qué
estás esperando para conectar con la Abundancia de tu ser y experimentar toda
la plenitud que deseas?
Acá
una sinopsis:
- Somos abundantes por naturaleza.
- Identifica qué patrones y creencias impartidos en tu niñez y las historias de tus progenitores podrían estar limitando tu bienestar. Acá entran también los paradigmas sociales como la ciencia, la economía, la política y la religión.
- Mantente en el presente, aquí y ahora.
- Se agradecido, agradece por todo.
Estás listo para manifestar toda esa Abundancia que llevas dentro, déjala expresarse.
Melania Orozco Calvo
BioConstelaCR
Contenido de Valor para tu Sanación
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